Después de varios días previos haciendo unas aproximaciones a la zona de observación con mucha agua y mucho frío llegó el día de la ruta.
Unas 20 personas estábamos preparadas en el Castillo de Torrejón de Velasco para observar los «pajarracos» que pudiésemos ver.
Hubo gente del mismo Torrejón de Velasco, de Madrid capital, de otros pueblos de la zona y por supuesto de Parla.
En la zona del Castillo pudimos ver, además de las siempre presentes palomas, varias cigüeñas y esperando un poco conseguimos ver los esperados cernícalos.
Se veía perfectamente el primillar preparado por Grefa con distintos nidos en el muro del castillo.
Tenemos el cernícalo vulgar que está todo el año con una dieta más adaptada a pequeños roedores y el cernícalo primilla, con una dieta más orientada a insectos, lo que provoca que migre en invierno a África.
Después de una vuelta por el castillo fuimos andando por los caminos de La Sagra madrileña hacia la zona de avistamiento de avutardas.
Por el camino además de conservaciones naturalistas y de yacimientos arqueológicos pudimos observar varios aguiluchos laguneros, alguna charca con renacuajos y muchas pisadas de avutardas.
Las avutardas se hicieron rogar hasta el final, entre prismáticos y telescopios pudimos ver a varios machos, alguna hembra y tuvimos la gran fortuna de ver a uno de esos machos hacer «la rueda» ha una hembra.
La rueda es el baile de cortejo de los machos, con el pecho inflado al rededor de la hembra.
Después de la suerte que tuvimos brindamos por los rincones que tenemos tan cerca de Madrid en la bonita plaza castellana de Torrejón de Velasco.